Tenemos nuevo malo de la película. Porque ya hace tiempo que se buscan culpables para la mastodóntica crisis global que nos aflige. Se está culpando a los bancos centrales, a los banqueros, a los reguladores, al capitalismo, a la globalización (ese clásico), pero poco a poco va emergiendo un nuevo culpable que parece hacer las delicias de todos: la testosterona.
La testosterona es un químico que se encuentra en grandes cantidades en los hombres y en ínfimas cantidades en las mujeres. Aparentemente provoca incrementos de confianza. Algunos estudios han encontrado una relación directa entre altos niveles de testosterona y beneficios en los mercados financieros. Y puesto que los que no tienen beneficios acaban siendo apartados de las operaciones, tenemos que los mercados financieros están llenos de individuos a los que les sale la testosterona hasta por las orejas. La confianza que provoca hace que en buenos tiempos todos quieran comprar. Cuando algo anda mal, la cortisona entra en juego, generando el efecto contrario, y es cuando el pánico se apodera de los mercados.
Numerosos artículos están utilizando esta teoría a la hora de buscar culpables de la crisis. Y es la mejor explicación posible. Por un lado no cuestiona el Sistema. Por otro las mujeres sienten que tienen un argumento para entrar en un área dominada por hombres. Dicen que las mujeres consideran sus decisiones más detenidamente (cito textualmente) lo que contrarrestaría la testosterona, evitando los episodios de euforia y pánico. Para los hombres este es un mal menor, puesto que de todos modos, la llegada de mujeres a todos los puestos de importancia en los negocios es un hecho, y va a suceder con o sin la ayuda de la testosterona.
Todos contentos entonces, porque quien va a culpar a los hombres de tener testosterona? Es algo que viene en los genes. Criticarlo sería atentar contra la igualdad de oportunidades.
Así que ya estamos listos. Echémosle la culpa a la testosterona y se acabó el problema.